Contrariamente a lo que suele decirse, yo si que creo que la vida es un camino de rosas porque, de la misma manera que la rosa nos deleita con su belleza, elegancia, color y aroma tiene, al mismo tiempo, un tallo lleno de espinas.
Podríamos incluso estar tentados de pensar que la rosa sería más bonita si no tuviera esas espinas, pero entonces, no estaríamos hablando de una rosa. De la misma manera que el invierno tiene una función y el verano otra, por mucho que nos guste más una estación las dos son necesarias.
Todos los colores y matices ayudan a enriquecer nuestra mirada y ayudarnos a crecer y evolucionar en el plan pedagógico de la vida.
Se suele hablar de las dos caras de la moneda, pero a mi me gusta más hablar del canto que une los dos lados, porque es en ese lugar donde podemos encontrar la perspectiva integradora de todas las polaridades.
Parafraseando una cita que me gusta mucho «Amaré la luz porque me muestra el camino. Amaré la oscuridad porque me enseña las estrellas»
Un abrazo, Raúl.