Vivir a corazón abierto

Vivir a corazón abierto es un reto que a muchos da un pánico increíble.

Recuerdo una conversación con una persona que me contaba que fruto de una experiencia amorosa en la que había sufrido mucho, me preguntaba si el enamorarse y abrir su corazón otra vez tendría algún sentido, a lo que yo le contesté que, por un lado, toda experiencia suma aprendizaje si así queremos que sea y, por otro, que es totalmente comprensible que ante una situación de alto impacto emocional “negativo” nuestro primer impulso sea el de cerrarnos para no sufrir, para no mostrar nuestra vulnerabilidad y que “nadie nos pueda volver a hacer daño” pero paradójicamente, este movimiento no solo impide que algo “malo” pueda pasarnos sino que también, es un movimiento que nos lleva a cerrarnos a la vida con mayúsculas, es un movimiento que nos lleva a vivir a medias.

Decía Bertrand Russell que temer al amor es temer a la vida, y que quien tiene miedo a la vida ya está medio muerto. Y es que VIVIR de verdad significa vivir a corazón abierto, y esto no quiere decir que nos convirtamos en kamikazes emocionales y dejemos nuestro corazón en medio de la calle para que cualquiera pueda pisarlo, sino más bien, ser conscientes que vivir conlleva riesgos, incertidumbre y que no sabemos lo que está por venir pero que más allá de esto, el mayor riesgo es no VIVIR de verdad.

De una manera preciosa el místico Rumi nos lo compartía hace muchos años con este poema:

“El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana un nuevo recién llegado.
Una alegría, una tristeza, una maldad.
Cierta conciencia momentánea llega
Como un visitante inesperado.
¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Incluso si fueran una muchedumbre de lamentos,
Que vacían tu casa con violencia
Aún así, trata a cada huésped con honor
Puede estar creándote el espacio
Para un nuevo deleite
Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia,
Recíbelos en la puerta riendo
e invítalos a entrar
Sé agradecido con quien quiera que venga
Porque cada uno ha sido enviado
Como un guía del más allá”


Un abrazo infinito, Raúl ; )